Un espacio abierto



Un lugar por el que pasar y, tal vez, quedarse.

martes, 6 de octubre de 2015

Bevilacqua



Por segunda vez, voy a dedicar una entrada a un personaje que me ha fascinado: Rubén Bevilacqua, Vila, para aquellos a los que les cuesta pronunciar un apellido de reminiscencias italianas, aunque a mí me gusta más el apellido completo por su fantástica sonoridad. 

Bevilacqua es un guardia civil, de madre española y padre uruguayo de ascendencia italiana, especializado en homicidios y que ejerce sus labores en la Central de la Guardia Civil en Madrid, siempre acompañado de Virginia Chamorro, su pupila en las primeras novelas y, según pasa el tiempo, su apoyo más seguro. 

Psicólogo de formación, el brigada (sargento en las primeras novelas), reniega de esos estudios aunque no deja de verse a lo largo de todas las novelas como esa formación le sirve para mucho, especialmente en su forma de mirar a compañeros, testigos y sospechosos. Y sobre todo, para intentar comprender al muerto, con un respeto y una empatía que impresionan: más que un investigador es el abogado defensor del muerto y de su dignidad. Divorciado y padre de un chico que también crece en las novelas, vive la paternidad como algo que le redime del mundo sórdido y mediocre en el que se desenvuelve y que no pierde ocasión de poner de manifiesto. 

Es un hombre íntegro pero con debilidades y dudas, sobre todo, dudas. Irónico e inteligente, utiliza el sarcasmo como arma frente a un mundo que conoce bien, cada vez mejor según avanzan las novelas, y que no le gusta, aunque se integre en él de la forma más honesta posible; su sentido del honor no es algo grandilocuente, como muchos pretenden vender, sino un acto cotidiano, de coherencia con uno mismo. Valora a sus colaboradores -tanto a los habituales, como a los circunstanciales- admitiendo que es mucho lo que puede aprender de ellos y mostrando algo muy raro en los jefes españoles: la capacidad de confiar y delegar, junto a una lealtad que quiero creer que es más frecuente de lo que suele parecer. 

Consciente del mundo que le rodea, a lo largo de las novelas, va desgranando distintos asuntos sociales, económicos y políticos de cada momento en el que se sitúa la historia, con una visión pesimista (o realista, según se mire) que asume como algo con lo que hay que vivir: con estos mimbres, hay que hacer el cesto. Se ven con claridad las luchas políticas dentro de la Guardia Civil o la escasez de medios con la que algunos -no todos- se bandean como pueden, lo que hace valer a la personas que trabajan en ese cuerpo de seguridad, aunque en ocasiones, asoman restos de lo que fue la Guardia Civil en otros tiempos de recuerdo maldito. Y también, en el otro extremo, del valor de algunos (no de todos) de enfrentarse al terrorismo cuando no era tan vilipendiado como lo es hoy. 

Bevilacqua es un personaje complejo, lleno de matices, que puede en ocasiones parecer duro e controlador, mientras que otras veces, se deja llevar por deseos, emociones y sentimientos. Es leal, sí, con amigos y compañeros, pero sin ataduras que pongan en peligro una moral personal que le guía y a la que sigue sin dogmatismos al uso. Consecuente con sus actos y su pasado, no vive en él, aunque la nostalgia sea uno de sus puntos débiles. Lo sabe e intenta evitarlo. 

Realmente un  tipo extraño y escaso, tremendamente humano, con sus virtudes y sus defectos. Si en el mundo hubiera más personas como Bevilacqua, posiblemente sería mejor. O quizá, no. 


5 comentarios:

  1. Me encantan las reseñas. Gracias a ellas podemos descubrir lecturas verdaderamente interesantes! Gracias Mayte!

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    1. La verdad es que más que una reseña de la novela (o novelas), que no se me da bien, es un perfil del personaje. Las historias me encantan, pero a veces, una se cruza con personajes a los que no puedes dejar de querer. Gracias Hada, por tu comentario. Un abrazo.

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  2. Creo que es débil, en ese sentido honroso e íntegro de quienes como dices dan peso y valor a la nostalgia, a veces la nostalgia extraña de un futuro mejor. Pero sin duda un tipo sólido y en cuya piel se siente cómodo el lector. Buen análisis, aunque eso ya lo sabes, o deberías saberlo, porque eres una flecha en esto.
    Un abrazo.

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    1. Pues sí, enano, es débil, pero eso le hace atractivo porque asume su debilidad y no intenta parecer lo que no es. Gracias por tus apreciaciones: sabes que son importantes, muy importantes, para mí. Un abrazo!

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    2. Tienes razón, por eso decía que es una debilidad íntegra y honrosa. Cuando leo sus historias siempre tengo un momento de pensar "saca la pipa y a tomar por culo, haz una masacre" pero me alegra que el autor opte por la coherencia y la entereza del personaje.

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