Las seis y media de la mañana y la niebla no le deja verse ni los pies. Juan tiene que estar a punto de llegar.
Vaya un curro de mierda, piensa el Juanca, mientras tirita. Porque no tiene otra cosa que si no, iba a estar ahí, en medio de calle, pelado de frío. Con lo bien que le iba antes, hostias. Menudo chollazo, su primer curro. Pero a los tres años le pusieron en la calle: con la crisis no iban a hacerle fijo. La puta crisis. Cuando empezó a currar acababa de cumplir los 18 y ganaba tanta pasta que en un par de meses se sacó el carné y se compró un coche: un León, tuneado y todo. Qué pasada, lo que corre ese bicho. La putada es que ya no puede sacarlo más que los fines de semana porque chupa a lo bestia, así que se acabó lo de ir a currar en su coche. Menos mal que entre Juan, que pone el coche, y Nelson, Bogdan y él, que pagan la gasolina, se apañan. Porque con los 700 pavos que gana no hay forma. Iría en bus, pero no hay. La jodida obra está en medio de la nada.
Diversificación, lo llamaban. La clase de los gilipollas, eso es lo que era. ¿Quién quería una mierda de título que no servía para nada? Cuando se largó estaba hasta el culo del instituto. Algunos de los que empezaron con él seguían estudiando, los muy pringaos, sin un pavo nunca. A veces se ven en los bares del barrio y se toman unas cañas, pero le cargan, con esas chorradas de universitarios sobraos. La universidad de la vida, eso es lo que cuenta. Lo dice su padre. El viejo ahora está en el paro, pero lleva currando desde los 13 y ahí está, con su casa y su coche. Ahora, le cuesta más llegar a fin de mes, pero la vieja se saca un pico trabajando en algunas casas y van tirando. Juanca nunca ha dado un duro en casa: antes porque su padre ganaba un pastizal y ahora porque no puede, necesita el dinero para sus gastos. El coche y la Tamy. Mira que está buena, la Tamy. Más de una vez ha estado a punto de liarse a hostias por su culpa en el Fabrik. Normal. Con esas tetas. Y la pasta que le cuesta esta tía en gilipolleces, que si ropa, que si oros, que si copas, que si rayas. Si por lo menos follara bien. Porque la tía está que se sale, pero en la cama es puro hielo. Se cree una princesa. Sí, sí, la princesa del pueblo. Ya empieza a estar un poco hasta los cojones de esta piba. Joder, si es que hay días que es como si se tirara a una seta.
A la altura del semáforo ve unas luces: serán las de Juan. Ya habrá recogido a los otros. Le jode reconocerlo, pero el panchi y el rumano son tíos legales. No son como los de aquí, pero son buena gente. Cobran menos que él y no tienen contrato, pero es lo que hay, que se hubieran quedado en su país. Y eso que lo de los contratos es una putada. Si lo sabrá él. El año pasado, cuando le despidieron y fue a apuntarse al paro, se pilló un rebote de la hostia cuando vio lo que le pagaban. Incluso pensó en quemar la oficina. Los muy hijos de puta le tenían con un contrato basura a media jornada y con el salario mínimo. Qué cabrones, media jornada. Si echaba más horas que un reloj. Le quedó un paro de menos de 400 euros. Y, para colmo, no va y le dice la flipada del paro que si no lo había visto antes en las nóminas. Pues claro que no, no había visto nada, joder. A él le daban sus 2500 a fin de mes y a fundir Madrid con la Tamy. La nómina se la soplaba: él pillaba la pasta y ya está.
Qué puta mierda de crisis. Las siete menos veinte y él ahí, en medio de la calle.
Joder, Mayte, si tuvieras un nick distinto, juraría que eres un tío.
ResponderEliminarUn tío zafio, además.
Eso dice mucho de lo bien que escribes, je je.
Muchas gracias, Julia, por el piropo: nunca me había hecho tanta ilusión parecer un tío zafio, jajaja. Ahora en serios, estos pobres chicos se han visto abocados a ser "tíos zafios", es el sino de los tiempos :(
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